Presentan cursos gratuitos digitales para aumentar empleabilidad en jóvenes

Informe UNFPA: Prólogo del Director Ejecutivo: Babatunde Osotimehin

Nuestro mundo alberga a 1.800 millones de jóvenes de entre 10 y 24 años, un grupo que crece con mayor rapidez en las naciones más pobres. En esta generación hay 600 millones de niñas adolescentes con necesidades, aspiraciones y retos concretos para el futuro.

Nunca antes había habido tantos jóvenes. Es poco probable que vuelva a existir semejante potencial de progreso económico y social. El modo en que abordemos las necesidades y aspiraciones de los jóvenes determinará nuestro futuro común.
La educación es fundamental. Los jóvenes deben adquirir destrezas y conocimientos pertinentes en la economía actual que les permitan convertirse en innovadores, pensadores y solucionadores de problemas.



También son esenciales las inversiones en salud, incluida la salud sexual y reproductiva. Cuando los jóvenes pueden llevar a cabo una transición saludable de la adolescencia a la edad adulta, sus expectativas de futuro se amplían. Sin embargo, actualmente más de dos millones de jóvenes de entre 10 y 19 años viven con el VIH; alrededor de una de cada siete nuevas infecciones se produce en la adolescencia.
Las inversiones estratégicas pueden propiciar que los jóvenes reclamen sus derechos —a la educación, la salud, el desarrollo y una vida libre de violencia y discriminación—. Sin embargo, hoy, en los países en desarrollo, una de cada tres niñas contrae matrimonio antes de cumplir los 18, lo cual pone en peligro su salud, su educación y sus perspectivas de futuro.
Hasta la mitad de las agresiones sexuales tienen como víctimas a niñas menores de 16 años. Es necesario fortalecer el estado de derecho y las instituciones de seguridad para proteger los derechos de todos, entre ellos los de los jóvenes. Para llevar a cabo estos cambios habrá que contar con la gente joven y darle voz —una participación significativa— en la gobernanza y la formulación de políticas.
Con políticas e inversiones adecuadas, los países pueden obtener un «dividendo demográfico», que es posible gracias al descenso de las tasas de mortalidad y fecundidad. El incremento de la población y la disminución del número de personas dependientes otorgan a un país la oportunidad única de generar crecimiento económico y estabilidad.

Para obtener este dividendo se precisan inversiones dirigidas a desarrollar la capacidad institucional, mejorar el capital humano, adoptar modelos económicos que favorezcan las perspectivas de empleo, y promover un gobierno inclusivo y los derechos humanos. El apoyo internacional puede desatar el potencial de la próxima generación de innovadores, emprendedores, agentes del cambio y líderes.
Hace 20 años, 179 gobiernos aprobaron en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo un innovador Programa de Acción que reconocía el importante papel de los jóvenes en el desarrollo. Hoy tenemos la oportunidad de definir un marco de desarrollo sostenible para después de 2015, basado en la experiencia, que empodere a los jóvenes e incluya indicadores y metas específicas sobre educación, desarrollo de capacidades y empleo, salud (en especial salud sexual y reproductiva), participación juvenil y liderazgo.
Los jóvenes deben ser protagonistas de la visión de un desarrollo sostenible después de 2015 con miras a crear el futuro que queremos.

Comentarios