Cáritas Lima: Acciones solidarias en la lucha contra la Anemia

Una reflexión después de la euforia del Mundial de Futbol

Acabó el mundial de fútbol, fue un mes aproximadamente en el cual, los ojos del mundo estaban detrás de una pelota y un pulpo que vaticinaba quien iba a ganar el partido. Pues fueron un billón de espectadores y fanáticos los cuales estuvieron prendidos a sus televisores y radios, siguiendo minuto a minuto los partidos.
Sin embargo mientras unos luchaban por adjudicarse el campeonato, otros batallaban para no quedarse sin hambre y un hogar.


La sombra que dejó la pelota
Organizaciones sociales sudafricanas aumentaron las denuncias en esta temporada, pues, acusan a las autoridades municipales de Ciudad del Cabo y de otras ciudades del país de expulsar a miles de “sin techo” hacia zonas periféricas alejadas de la vista de los visitantes. Con el insensible motivo de cumplir con los requisitos que se le exigieron como nación organizadora del Campeonato Mundial de Fútbol 2010.
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Actualmente hay una dura crítica por los subsidios de billones de dólares que se le ha dado a la FIFA por parte del gobierno sudafricano. Para la preparación de este evento mundial, alrededor de $6 billones de dólares fueron invertidos en construcción y remodelación de estadios. Este dinero el gobierno prefirió invertirlo en infraestructura y dejar otros proyectos pendientes –que deberían tener prioridad-. El periodista Raj Patel explicó que este dinero pudo haber sido utilizado para viviendas, educación y para la salud. Sin embargo, “este dinero se utilizó para estos estadios, que probablemente quedarán olvidados y se deteriorarán luego de terminar el Mundial”.[2]

El futbol, una pasión
A pesar de la oposición islámica, Somalia es un país de fanáticos. Los casi 20 años de guerra civil no impiden que se siga mirando y jugando al fútbol. Allí es común ver jóvenes jugando en zonas desiertas de la capital, mientras hay combates en otras partes.
Shafii Mohyadeen, el portavoz de la Federación de Fútbol Somalí, dijo a IPS Noticias que "nada nos impedirá jugar al fútbol". Para este joven el fútbol ha cambiado la vida de muchos, incluso hay niños que han decidido dejar las armas y cambiar la violencia por el fútbol.
De igual forma, este deporte ha logrado un cambio positivo. "Nuestra situación es muy difícil, pero creemos que el fútbol puede desempeñar un papel importante para lograr la paz y la estabilidad”, concluyó Mohyadeen.
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De alguna manera el futbol congregó a muchos y olvidó a otros. Pero también es cierto que puede ayudar a sanar una sociedad, como ese joven somalié que dejó las armas por el futbol.

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