8 de cada 10 jóvenes peruanos trabaja sin beneficios sociales


Al cierre del primer semestre de este año, poco más de 17 millones 200 mil peruanos tiene un empleo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Mas dicha estabilidad esconde una cruda realidad: los jóvenes son los más afectados por el empleo precarizado (subempleo), informalidad y desempleo.

La tasa de subempleo en los trabajadores de 14 a 24 años —entiéndase por aquellos que trabajan menos horas a la semana y/o perciben menos de la mitad de la canasta básica, aproximadamente menos de S/800— es del 58,1%; mientras que en los grupos etarios de 25 a 44 y 45 a más, la tasa es de 37,7% y 49,3%. Es decir, de cada 10 jóvenes casi 6 trabaja en condiciones no óptimas.

No se sienten valorados ni integrados

El 71,1% de los trabajadores en nuestro país es informal, según el INEI. Si bien la tasa ha retrocedido -1,6% frente junio de 2023, no hay muchas expectativas para realmente atacar la ilegalidad —sostiene el exviceministro de Promoción del Empleo, Fernando Cuadros Luque.

La tasa de informalidad en los jóvenes de 14 a 24 años que trabajan es del 85,3% (8 de cada 10 jóvenes), lejos de las ratios de 67,0% y 70,9% en la población de 25 a 44 años y de 45 a más (ver tablas).

Cifras del INEI revelan que el ingreso promedio de los trabajadores en el Perú es de S/1.716 mensuales, mas nuevamente los jóvenes son los más relegados en esta escala, con apenas S/1.133. Los otros grupos etarios restantes perciben una media de S/1.862 y S/1.706.

¿Cómo mejorar la empleabilidad juvenil?

Muy aparte de la precariedad laboral, un millón y medio de jóvenes no estudian ni trabajan —los popularmente llamados ninis—, recuerda Hellen Tipian, líder de zona andina de Fundación Forge.

No es que ellos elijan estar en dicha condición —argumenta Tipian para La República— sino que carecen de recursos y ello limita su capacidad de desarrollo. Aquí, las más afectadas son las mujeres al ser responsables de las labores de cuidado y tareas domésticas. 

Tipian recomienda fortalecer las herramientas de sus competencias a favor de sus proyectos de vida para estos grupos vulnerables. “Sobre todo en sus habilidades blandas para un mejor desenvolvimiento en el escenario social, es vital seguir fortaleciendo la calidad educativa que les estamos ofreciendo, ahora tenemos muchos institutos y universidades privados y públicos que no están cumpliendo con los estándares de calidad que exige el mercado, el Estado tiene que seguir siendo garante de este derecho universal”, añadió.

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